sábado, 6 de marzo de 2010

Una nutria

Mi nariz es el fidedigno espacio
de la depravación, de la prohibición cotidiana

:

No te separes.
Dice: en la línea, camina por
las calles como los niños, sin pisar la norma.

¿Cómo descubrir o descubrir o desescribir
(Dios mío) desesperar los niños,
las palomas, las burbujas de jabón
sobre la piel morena de la madre.

Mi madre está prohibida
y tiene
en las manos
sólo sus manos.

2 comentarios:

Celeste dijo...

Me des/espera ese signo de interrogación abierto y nunca cerrado. Sin embargo, el sabor de in/finito que otorga se hace dolorosamente exquisito y qué exquisito resulta ese dolor... sobre todo el de la belleza.

Palabras tontas, quizás vacías, pero palabras, las mías.

No está fácil andar dibujando el mundo sin salirse de la raya ¡El mundo!

Beso celeste (bajito)

quherida dijo...
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