domingo, 28 de diciembre de 2008

Si Si Mi Sol

Pago las horas tejiéndome el yoquesé en la vagina, lo lamento desde el vientre. Lamento que las horas pasen como leche bajo mis pies y la cacería repetitiva de las ensoñaciones. Morir peleando, eso es, inclinada sobre el fregaplatos cuando es noche de concierto. Caber con sorpresa entre la ropa sucia y la pared, encontrar al dios en el quita esmalte que huele a nieve. Hay que pensar que si cruzas los brazos parece que no fuese el ser masturbándose mientras mira las mismas comiquitas de ayer. Morir como flor de papel tapiz, morir con los labios rotos, el plagio de la semilla en el beso del traficante, bogar porque el sufijo -nza se escriba siempre con letras blancas. Si fuese menos cosa de muerto o de piedra entonces cogería con más ganas, con el dejo de humanidad requerido. Pero entonces se yerguen los espejos en lo que tendría que ser una pared; en los espejos va escrita la clave normal de las hojas que verdean alegremente: sí, sí mi sol, lo que sea menos quedar sola en melodías. Llevo demasiado tiempo sin azularme, me pongo a lamer el frío de las paredes. Me convertiré en esposa corriente de trajecillo ajustado, haré como que no escucho y se la chuparé a unos cuantos a cambio de algo de amor barato en la nuca. Moriré peleando por un poco más de vida porque para el horror no hay solución, sólo consuelo.
Dd.

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